Parece que le han (o le hemos) llenado el vaso a Martino. Se nota en cada una de sus respuestas. Cada día compruebo que está anhelando el momento en el cual pueda gritar a los cuatro vientos que ha concluido el contrato que lo vincula a la Selección Mexicana. Sabe (y sabemos) que no hay futuro. Que el presente no deja suficientes cimientos para los años venideros.