"El pacifismo es objetivamente profascista", dijo George Orwell en agosto de 1942. Escribía esto en horas especialmente dramáticas de Europa. La Alemania nazi ocupaba casi toda Europa y el norte de África. Francia, Polonia, Checoslovaquia, Bélgica, Holanda, eran parte de su imperio. Se trataba, para él, de un asunto de sentido común: la confrontación con el nazismo no era opcional: dejar de luchar contra el fascismo era someterse a él. El hombre que peleó como voluntario en la Guerra Civil Española veía el pacifismo de algunos intelectuales y políticos como una ilusión útil al hitlerismo. La Alemania nazi lo tenía tan claro que difundía el mensaje pacifista en los territorios que escapaban de su control.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.