OPINIÓN

A un año

Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA

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El Presidente vuelve a encontrar fecha para celebrarse. Sin recato alguno, el gobierno federal se entrega al alto propósito de enaltecer al caudillo. Secretarios y directores convocan a sus subordinados al homenaje que el Presidente se tributa a sí mismo. Por supuesto, cuando el Presidente se festeja, en realidad celebra a los héroes cuyas lecciones han desembocado en su anatomía y al pueblo que, en su sabiduría infinita, lo sigue. El caudillo es desinteresado y generoso. No es siquiera dueño ya de sí mismo porque desde hace un año se entregó como regalo a México.