En plena emergencia global del COVID-19 es difícil mirar hacia adelante, reflexionar y tomar decisiones estratégicas sobre cómo prevenir y enfrentar futuras pandemias de manera más efectiva. La magnitud de la tragedia humana y su impacto económico y social sin precedentes aconsejarían acciones internacionales urgentes en ese sentido. Las perspectivas no son alentadoras si se considera que las experiencias derivadas de brotes anteriores como el de la influenza H1N1 en 2009-2010 no se tradujeron en mayores capacidades para actuar oportunamente ante la crisis que hoy enfrentamos.