Mil ciento ochenta y cuatro días son los que hasta hoy ha permitido la Secretaría de Gobernación que se violenten los derechos de las audiencias infantiles al permitir que se difundan en TV abierta programas en horarios de niños que no son apropiados para el libre desarrollo de su personalidad, amén de que abren la puerta para publicidad de comida chatarra cuando más niños están viendo la tele.