"Quería dar fe de la riqueza ecológica que hay en el Pedregal", dice la artista Perla Krauze sobre "Nonsite: El Pedregal revisitado", exposición que se despliega en 2 mil metros cuadrados del MUCA.
La instalación de Krauze abreva de la noción de "nonsite (no-sitio)" propuesta por el fallecido artista del "land art", el estadounidense Robert Smithson, explica el curador Michel Blancsubé.
"Nonsite" consiste en trasladar y reacomodar material de una zona geológica específica al interior de un espacio de exposición: en este caso de la zona del Pedregal al MUCA.
"¿Qué sentido tiene confinar la naturaleza?", cuestiona el curador Blancsubé. La evocación en una sala cerrada cuestiona y refuerza la conciencia de que una naturaleza frágil está ahí, señala.
"Lo pétreo aparentemente no tiene vida, pero la provoca: es el sitio donde se da la vida, la vegetación y es lo que trabajamos aquí: el mundo mineral y el mundo vegetal", dice Perla Krauze.
Agaves y quiotes, no por marchitos menos imponentes, se reparten aquí y allá, en un oasis de tezontle rojo y negro, como el que cautivó a la artista cuando visitó el volcán Yahualixqui, en Tláhuac.
"Nonsite...", resume el curador Michel Blancsubé, auspicia la contemplación más que la elaboración intelectual: es un espacio de "comunión" con la naturaleza y la vida que habita en ella.
La artista incorpora en la exposición diversos lenguajes a los que ha recurrido durante su trayectoria artística, como la instalación, la fotografía, el video, la pintura, el frotage y la escultura.
"Quería, sí, que fuera una exposición para habitarse", apunta la artista sobre la muestra que permanecerá en el MUCA hasta el 14 de mayo.