El 12 de diciembre de 1957, un par de días después de recibir el Premio Nobel de Literatura, Albert Camus se reunió con estudiantes de la Universidad de Estocolmo. En lugar de dictar una conferencia, les propuso una conversación. En la entrevista colectiva, el escritor abordó el cine, la pena de muerte, las libertades, el racismo, Argelia. Un joven le reclamó vaguedad en sus pronunciamientos sobre la independencia argelina. Camus insistió en su ideal de una Argelia justa donde sus dos poblaciones pudieran vivir en paz y en igualdad. Defendiendo la vía democrática, atacaba la alternativa terrorista: "Siempre he condenado el terror. Debo condenar también un terrorismo que se ejerce ciegamente, por ejemplo en las calles de Argel, y que un día puede golpear a mi madre o a mi familia. Creo en la justicia, pero defenderé a mi madre antes que a la justicia".
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.