Ninguno de los males que nos aqueja en la actualidad es especialmente reciente. Desde hace siglos, los mexicanos conocemos de la corrupción, la criminalidad, las malas prácticas de gobierno, el mal uso de los recursos públicos y la propensión de diversas comunidades, sobre todo en ciertas regiones, a levantarse e imponer su voluntad. Si uno da por buenas estas afirmaciones, hay al menos dos preguntas que me parecerían pertinentes: primero, ¿qué hizo que todo esto generara una crisis en este momento? Segundo, si todo esto es conocido, ¿por qué no se ha resuelto? En otras palabras, ¿cómo es posible que en meses recientes se hayan juntado tantas cosas y no parezca haber salida alguna, circunstancia que inevitablemente tiende a atizar la conflictividad e incrementar la sensación de vulnerabilidad y crisis?
Presidente de CIDAC, institución independiente de investigación. Fue presidente de la asociación de estudiosos de riesgo político y miembro de la CDHDF. Recibió el Premio Dag Hammarksjold (93) y el Nacional de Periodismo (98). Entre sus libros están El Dilema de México: los orígenes políticos de la crisis económica y Clasemediero: pobre ya no, desarrollado aún no. Es doctor en ciencia política y tiene especialización en administración financiera.