Hay dos hechos indiscutibles en los resultados de los comicios del domingo pasado: por un lado, el partido del gobierno logró mantener su posición en el congreso, lo que constituye un triunfo bajo cualquier rasero. Por otro, hay amplia evidencia de una profunda desazón social a todos niveles (76% desaprueba al gobierno, BGC), capitalizada por "el Bronco" a todo color. Parecerían circunstancias incompatibles y contradictorias, pero no lo son. La combinación es un fiel reflejo de la intrincada realidad que vive el país. La gran pregunta es qué hará el gobierno con su victoria: ¿persistirá en su pretensión de que ya reformó al país y todo lo que hay que hacer es esperar a que el árbol dé frutos por sí mismo? o ¿convertirá el resultado electoral en la oportunidad de construir una capacidad de gobierno que efectivamente haga posible que sus reformas rindan frutos? Aunque parezcan similares, son proyectos radicalmente distintos.
Presidente de CIDAC, institución independiente de investigación. Fue presidente de la asociación de estudiosos de riesgo político y miembro de la CDHDF. Recibió el Premio Dag Hammarksjold (93) y el Nacional de Periodismo (98). Entre sus libros están El Dilema de México: los orígenes políticos de la crisis económica y Clasemediero: pobre ya no, desarrollado aún no. Es doctor en ciencia política y tiene especialización en administración financiera.