¿Premios, para qué?
Jorge Ricardo
Cd. de México (03 julio 2015) .-00:00 hrs
En 2009, Heriberto Yépez ganó el Premio de Ensayo Literario Malcolm Lowry por un libro que no se ha publicado. En 2011, César Silva obtuvo el de Cuento San Luis Potosí por un título que nadie ha leído. Y en 2013 Cecilia Magaña el Juan Rulfo por una novela que sólo el jurado y uno que otro editor conocen.
Son sólo tres ejemplos de los diez premios para obras inéditas que año con año entrega el Instituto Nacional de Bellas Artes. En cada caso, el INBA y demás organizadores pagaron el cheque: 100 mil pesos pero se olvidaron de los libros. Actualmente los montos han subido hasta los 300 mil pesos, pero la convocatoria aún no garantiza la publicación de la obra.
"Desde la convocatoria estaba claro, pero uno piensa que habrá facilidades (para publicar) al ganar el premio", dice Magaña, sobre Principio de incertidumbre. "Pero en el camino me he topado con gente que me recomendó que no dijera que tenía el Premio Bellas Artes", añade.
Los entrevistados barajan respuestas: quizá las editoriales consideran que las obras premiadas son demasiado serias, o que no entran en su línea editorial. Pero de una u otra manera todos aceptan eso que Daniel Salinas Basave, Premio Malcolm Lowry 2014 (200 mil pesos), define así: "El gobierno paga miles de pesos de recursos públicos por libros que solo leen tres jueces. Digo, bienvenido el premio económico, ¿pero cuál es el sentido de premiar libros que permanecerán inéditos?".
"Sería ideal que la obra fuera publicada por las instituciones convocantes", añade Ernesto Lumbreras, quien por fin este año publicará Oro líquido en cuenco de obsidiana-Oaxaca en la obra de Malcolm Lowry, ganador en 2013 (200 mil).
Magaña reconoce que a veces es porque "uno se empecina en querer publicar en editoriales más 'comerciales'", mientras que Esteban Hinojosa, ganador del Premio de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2013 (200 mil), por Margarita Rosa, considera que está bien recibir un cheque y seguir siendo el único dueño de los derechos.
¿Será los premios INBA ya carecen de prestigio? ¿Cual es la finalidad de premiar un libro cuya publicación no está garantizada? El INBA pidió un cuestionario por escrito. Se le preguntó también si da seguimiento a las obras ganadoras, pero más de una semana después no se obtuvo respuesta.
César Silva, ganador del San Luis Potosí de Cuento 2011 (100 mil pesos), tampoco publicado, lo pone así: "Imagínate que en una editorial hay 20 libros antes que el tuyo, y entonces ganas un premio y a tu libro lo empujan hasta mero arriba, pero eso no es garantía de que les interese".
Ahora que no todo se termina con la publicación. Es necesario que la editorial quiera y pueda distribuirlo. "En el caso de los premios del INBA, creo que podría haber esquemas muy interesantes con publicaciones de Conaculta, que tiene un esquema de distribución bastante decente a través de Educal", dice José Miguel Tomasena, ganador del San Luis Potosí 2013 (100 mil), que tampoco se ha publicado.
No todos los premios se quedan si publicar. Aunque la mayoría sí. Los de Poesía Aguascalientes los publica el FCE, recientemente la Editorial Ficticia edita los de Testimonio Carlos Montemayor y el San Luis Potosí. Marcial Fernández, editor de Ficticia explica que el premio les ahorra la lectura de decenas de manuscritos y acepta que una obra no encaje en alguna editorial.
"Creo que sería bueno que el INBA garantizara la publicación de la obra, quizás se podrían hacer coediciones con las editoriales independientes y utilizar sus redes de distribución", opina.
"Como escritor, pienso que el verdadero premio es ver tu libro en manos de lectores", dice Yépez.