Los agravios y el (des)ánimo
La mexicana nunca ha sido una sociedad confiada en su gobierno. Al menos desde el proverbial "obedezco pero no cumplo", generación tras generación ha sido escéptica de sus gobernantes y sólo les ha otorgado su confianza de manera excepcional. Gobierno tras gobierno intentó ganarse esa confianza y, mientras las cosas funcionaron, la credibilidad logró maravillas. Sin embargo, la suma de malos gobiernos, crisis, promesas incumplidas e historias interminables de arrogancia gubernamental acabaron por acendrar una población no sólo escéptica, sino por demás suspicaz. Por no procurar esa credibilidad, el gobierno actual corre el riesgo de acabar como los peores.
Presidente de CIDAC, institución independiente de investigación. Fue presidente de la asociación de estudiosos de riesgo político y miembro de la CDHDF. Recibió el Premio Dag Hammarksjold (93) y el Nacional de Periodismo (98). Entre sus libros están El Dilema de México: los orígenes políticos de la crisis económica y Clasemediero: pobre ya no, desarrollado aún no. Es doctor en ciencia política y tiene especialización en administración financiera.