España se abocó a la conformación de una estrategia integral de desarrollo turístico en el ámbito cultural cuando identificó como oportunidad para atraer a ese tipo de visitantes el desarrollo de las pequeñas comarcas y pueblos. Fue así como nació la red de paradores, hoteles que, en muchos casos, se instalaron en antiguos fuertes, palacios y monasterios, pero cuyo objetivo era darle contenido y viabilidad al desarrollo turístico en lugares en ocasiones remotos. Luego vendrían carreteras de primera y líneas férreas de alta velocidad, a lo que siguió una enorme proliferación de tienditas, cafés, restaurantes y una interminable determinación de los locatarios para convertir al turismo en fuente de progreso. El número de turistas que visitan a esa nación supera con mucho a la población total del país y una parte importante de esa fuente de ingresos se debe precisamente al turismo cultural.
Presidente de CIDAC, institución independiente de investigación. Fue presidente de la asociación de estudiosos de riesgo político y miembro de la CDHDF. Recibió el Premio Dag Hammarksjold (93) y el Nacional de Periodismo (98). Entre sus libros están El Dilema de México: los orígenes políticos de la crisis económica y Clasemediero: pobre ya no, desarrollado aún no. Es doctor en ciencia política y tiene especialización en administración financiera.