OPINIÓN

El dedazo (versión 2017)

Jorge Ramos Ávalos EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Debo confesar que durante años estuve obsesionado con el fenómeno político del dedazo. De joven no podía entender cómo un Presidente le pasaba el poder a su sucesor mientras millones de mexicanos veían el cínico espectáculo sin protestar y como si fuera lo más normal. Ahora Enrique Peña Nieto ha hecho lo mismo. La única diferencia es que su destapado, José Antonio Meade, no tiene asegurada la Presidencia.