Erigen Kukulkán sobre un cenote
Diana Saavedra
(14 agosto 2015) .-00:00 hrs
Las cavidades representaban para los antiguos mayas el origen de la vida y la muerte. Aun así, los antropólogos y geofísicos que estudiaban la Pirámide de Kukulkán se sorprendieron al encontrar un cenote bajo la estructura más importante de Chichén Itzá.
Originalmente, los especialistas liderados por René Chávez, Andrés Tejero, Gerardo Cifuentes y Denisse Argote buscaban aclarar si bajo ella existía una serie de túneles o cámaras (REFORMA, 06/08/2014).
Sin embargo, lo que encontraron fue un cuerpo de agua de aproximadamente 20 metros de profundidad y de entre 30 y 35 metros en su punto más ancho, revelaron los investigadores de la UNAM y el INAH en conferencia de prensa.
La historia comenzó en 1997, cuando un equipo de arqueólogos de la UNAM y universidades de Estados Unidos realizaron un estudio similar en la estructura, también llamada El Castillo, con un equipo de radar, explicó Chávez.
Ellos encontraron que bajo la pirámide había ciertos "vacíos" que fueron atribuidos a trincheras o túneles, y, aunque había disposición para continuar, la falta de recursos limitó la exploración, comentó el investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.
Casi 20 años después, el equipo de Chávez decidió retomar el proyecto y colocar alrededor de la pirámide una serie de 96 electrodos por los cuales se hizo pasar corriente.
La electricidad fluye a través del subsuelo y, cuando encuentra un lugar vacío, se detiene, pues no puede correr a través del aire; si hay rocas, existe una cierta resistencia a su paso, pero ante cuerpos de agua corre fácilmente.
Esta información permitió a los investigadores elaborar un mapa subterráneo de la zona, con el cual se dieron cuenta de la existencia del cenote.
"No sólo los cenotes sino las cavidades siempre han tenido un gran concepto dentro de la cosmogonía mesoamericana, pues se les considera el origen de la vida, similar a la matriz, además de ser un vínculo con la muerte o el fin de nuestros días, así que tenía un significado dual muy importante", explicó.
Si bien ahora la labor de los arqueólogos es descubrir si los mayas tenían conciencia de la existencia de este cuerpo de agua, los primeros indicios les hacen suponer que tal vez habría alguna especie de acceso al cenote.
"En el caso de la Pirámide de Kukulkán hay una entrada, pero está enfocada a la segunda etapa de construcción; es donde está el famoso jaguar de color verde que servía de trono del Emperador", aclaró Chávez.
Si en un principio hubo un acceso a este cenote, pudo ser en alguna de las primeras construcciones de la estructura, aclaró Argote, por lo que es esencial que continúe el estudio para revisar, mediante la misma técnica, la construcción de la pirámide como tal.
"Una serie de modelaciones matemáticas parecen indicar que por debajo de la subestructura, en el lado suroeste, pudiera existir algún acceso. Es algo que aún está por comprobarse, pues es necesario realizar excavaciones o exploraciones en la zona para saberlo con seguridad", señaló la investigadora del INAH.
Tejero precisó que, por su naturaleza, los cenotes de la zona suelen colapsar ante la disminución del agua, pero en este caso pasarán siglos antes de que esto suceda, pues el cenote tiene un buen techo y aun cuando se desconocen las características específicas del cuerpo de agua, será necesario realizar más estudios en la zona para conocer mejor sus características.
La segunda etapa de exploración para los geofísicos iniciará en el mes de octubre, para lo cual la UNAM les ha otorgado 180 mil pesos para revisar la parte interna de la estructura, aunque requieren al menos 100 mil pesos más para profundizar en los estudios.
Los solicitan en otros estados
El mapeo con electrodos es una técnica que ya ha sido probada para estudiar la Pirámide de Pañhú, en Hidalgo, donde se encontró que los constructores originales colocaron material de relleno para nivelar el suelo, pero, con el tiempo, éste se fragmentó.
Los investigadores han recibido solicitudes de autoridades para realizar un estudio similar en Michoacán y en Oaxaca; sin embargo, faltan los recursos económicos para hacerlo.