REVISTA R

VOTO 2015

Radiografía del descontento

Alejandro Moreno

(31 mayo 2015) .-00:00 hrs

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"Estoy descontenta, como todo el mundo", escuché recientemente en una conversación sobre política y elecciones. Poner énfasis en "como todo el mundo" es una de esas exageraciones habituales que nos suprimen la cautela (¿por qué no decir "como casi todo el mundo con el que interactúo"?). La frase alimenta la curiosidad: ¿de qué tamaño realmente es el descontento ciudadano?, ¿cuál es su significado?, ¿quiénes son los descontentos y cómo se podrían manifestar el 7 de junio en las urnas o lejos de ellas?

La encuesta nacional en vivienda de Grupo Reforma realizada en marzo pasado a mil 200 adultos ofrece algunas respuestas. Lo primero es que no "todo el mundo" está descontento; ni siquiera se puede afirmar con toda claridad que se trate de la mayoría. Efectivamente, el ambiente parece estar polarizado entre el hartazgo y la satisfacción con las actuales condiciones del país; entre el rechazo y la aceptación a la clase política; entre el pesimismo y el optimismo respecto al rumbo que lleva México. Pero, ¿de qué magnitud es el descontento?

De acuerdo con la encuesta, el 57 por ciento desaprueba la gestión del presidente Enrique Peña Nieto, el 67 por ciento se siente insatisfecho con el funcionamiento de la democracia en México y el 56 por ciento opina que el país va por mal camino. Estos tres indicadores reflejan una opinión pública crítica del desempeño del gobierno, del funcionamiento institucional y de la dirección de la política pública.

Si juntamos a las personas que dan una opinión negativa a las tres preguntas, la encuesta arroja un 39 por ciento. En contraste, el 12 por ciento da una respuesta positiva a las tres y el 49 por ciento da respuestas mixtas, es decir, en algunas cosas opinan mal y en otras bien. Esto nos ayuda a plantear una tipología en la que 4 de cada 10 mexicanos adultos están claramente descontentos con la situación actual, 1 de cada 10 está plenamente satisfecho y el resto (5 de cada 10) tiene opiniones encontradas.

La encuesta ofrece otras preguntas en las que los entrevistados tienen la oportunidad de manifestar su acuerdo o desacuerdo, como el combate al crimen, la corrupción, la situación económica, la seguridad pública, por mencionar algunas. De hacer el ejercicio que hicimos con las tres preguntas iniciales, es decir, juntando en una sola categoría de descontentos a todos aquellos que manifiestan una opinión negativa a todas las preguntas, la proporción inicial de 39 por ciento de descontentos irá bajando conforme aumente el número de preguntas. Dejemos, entonces, el descontento en 39 por ciento para el resto de nuestro análisis.

¿Quiénes son? Según los resultados de la encuesta, los descontentos tienen un mayor grado de escolaridad, están más incrustados en la fuerza laboral, provienen de la mitad más joven del electorado, viven principalmente en zonas urbanas, tienen más acceso a internet, utilizan más las redes sociales y son menos beneficiarios de los programas sociales del gobierno. Además, el descontento es ligeramente mayor entre las mujeres que entre los hombres.

Los descontentos también son más apartidistas, pero no apolíticos. En 2012 votaron en la misma proporción que los satisfechos y los mixtos, según reportaron en la encuesta. Los descontentos comparten más las ideologías de izquierda, desconfían más del INE y simpatizan más con la idea de anular el voto. No obstante, el anulismo representa apenas a 1 de cada 10 descontentos (lo cual es alto si se considera que sólo 1 de cada 50 satisfechos piensa anular su voto en estos comicios). En suma, los descontentos rechazan al sistema, pero no les atrae tanto anular el voto. Les atrae mucho más dar su voto a algún partido de oposición, en parte por castigo y en parte porque el descontento va entintado de antipriismo. Pero el abstencionismo podría ser su vía de expresión más probable el 7 de junio, ya que predominan el desinterés y la apatía. Según el estudio, apenas 22 por ciento de los descontentos tiene mucho o algo de interés en estas elecciones. Esa proporción llega a 35 por ciento entre los mixtos y a 52 por ciento entre los satisfechos. El descontento está desmovilizado. Los simpatizantes del Presidente y su gobierno están más convencidos de ir a las urnas.

A pesar de ello, las opiniones de los descontentos son contundentes: 79 por ciento opina que el gobierno federal está haciendo un mal trabajo en el combate al crimen organizado y 95 por ciento califica mal o muy mal la forma como está tratando la situación en Guerrero. El 54 por ciento percibe que la corrupción en el gobierno ha aumentado. El 74 por ciento duda que un Sistema Nacional Anticorrupción ayude a mejorar las cosas. Y el 61 por ciento opina que la situación económica del país ha empeorado en el último año.

La mayoría de los descontentos desconfía de las instituciones: en el Congreso de la Unión sólo confía el 9 por ciento de ellos; en los partidos políticos, el 10 por ciento; en la policía, el 11 por ciento; en la Suprema Corte de Justicia, el 17 por ciento; en la CNDH, el 29 por ciento, y en el Ejército, el 41 por ciento.

Los descontentos son una fuerza crítica formidable, pero no es "todo el mundo". Son una parte activa y ciertamente interconectada de la sociedad mexicana, pero están desmovilizados. La abstención luce como la vía más probable de su irritación en estas elecciones; no el voto nulo. Su eventual lejanía de las urnas puede significar una cosa: los satisfechos con el gobierno actual tendrán una mayor oportunidad de avalar el rumbo que éste le ha dado al país.

Tipología del electorado
Satisfechos 12%
Mixtos 49
Descontentos 39