María ha recibido el apoyo y cariño de la gente que, sin conocerla, le han tendido la mano regalándole despensas, muebles y hasta recursos para reparar su patio. Crédito: Raúl Méndez
No conoció a sus padres ni a sus hermanos. Su infancia la vivió sola "como un animalito", alimentándose de quelites, nopales y todo lo que el monte le daba.